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ENIGMÁTICO VIAJE
El Teatro Tribueñe, especializado en apuestas escénicas para iniciados, vuelve a apostar por la vanguardia segura de los clásicos. Solo quien sí haya leído a Cervantes podrá contextualizar este sillar en la fábrica monumental en la que se basa.
A don Quijote y a Sancho, presas de la corte ociosa, burlona y aburrida del Duque, les embarcan en otra aventura de honor caballeresco. A través de distintos avatares se exhiben las virtudes y defectos miopes de los personajes. Únicamente el espectador tiene, desde la sede de su butaca, la información y el criterio para salvar y condenar, con la omnisciencia de un creador, la inocencia y la crueldad. Constituye este episodio una etapa hermética de abandono de la realidad en ese largo intercambio contaminante entre los dos protagonistas en el que uno abandona la cordura para abrazar una bienintencionada fantasía mientras el otro se aproxima a territorios de sensatez.
Hay mucho Cervantes en esta propuesta… y también muchas adiciones que potencian la interpretación esotérica de un Quijote de profundidades insondables. Las llamativas referencias a los albigenses, castillos cátaros, Santas Marías, estirpes reales y otros mitos/realidades acentúan su peculiar visión mistérica y exótica, siempre bajo el paraguas de la libertad como lema y la acción como motor de la Contrarreforma.
En este montaje se agradecen las novedades frescas en la Factoría Tribueñe, caracterizada por propuestas y repartos ciclópeos en su solidez. Hay mucha agilidad en el ritmo dramático que Irina Kouberskaya imprime. La rica variedad de elementos dramatúrgicos no es nueva, pero sí la inteligente y diversa combinación de recursos escénicos y su efecto expresivo y narrativo. El vestuario, la iluminación y los espacios sonoros son dignos herederos de Hugo Pérez que, desde su cátedra de autoridad, lo observa todo, sin intervenir, en un espacio tan suyo. El reparto, versátil y técnicamente irreprochable, con excelentes incorporaciones que suman fuerzas a pilares de la casa, se enfrenta con emoción a unos papeles exigentes sin perder, como los buenos toreros, la compostura ni las hechuras ante un astado de semejante trapío.
Una vez más, otro viaje, otro diálogo con el alma humana y sus miserias y oropeles, otra visión del mundo, otra lección.
Lo mejor: La capacidad de Irina Kouberskaya para transformar una dramaturgia en todo un viaje iniciático.
Lo peor: Que no tenga la suficiente difusión para que llegue al gran público.
FICHA ARTÍSTICA
Miguel Pérez-Muñoz (Don Quijote)
José Luis Sanz (Sancho Panza)
Zalo Calero (Duque)
Badia Albayati / Virginia Hernández (Duquesa)
Mª Luisa Gª Budí (Marquesa Trifaldi)
Matilde Juárez / Ana Peiró (Dama 1)
Ana Moreno (Dama 2)
Juan Sanz (Eclesiástico)
FICHA TÉCNICA
Dirección Irina Kouberskaya
Diseño y elaboración de trajes Taller La niña pintá
Diseño de luces Eduardo Cortés/Miguel Pérez-Muñoz
Fotógrafo Ramón Zabala[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]