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LA NOCHE DE LAS TRÍBADAS

 

tribadas

 

   La noche es amiga de confidencias. Cuando las referencias espacio-temporales son apagadas por la manta de la oscuridad, surgen murmullos o gritos que buscan desahogo y libertad, la libertad que la luz del día somete y humilla. Un título tan literariamente explícito suena a aquelarre y universos herméticos.

    Miguel del Arco, consagrado y siempre renaciente, se atreve con esta recreación de una de tantas noches de vino y rosas, de resaca agria y palabras ásperas. Es difícil lograr que la vida privada de una celebridad se convierta en argumento en la pluma de otro autor. Per Olof Enquist se lanza a un mar de tiburones al analizar este episodio en la vida de una gloria nacional.  August Strindberg, atormentado y bipolar, se agita entre la melancolía más estéril y la creatividad avasalladora de un genio sin bridas. Su vida familiar fue un muro contra el que se estrellaban sus ansias de felicidad. En este entorno tan tóxico se desarrolla el presente montaje. Su esposa, Siri, una de las tríbadas titulares, complementa y estimula los delirios violentos del marido para, tras un tal vez excesívamente largo nudo de espesura mineral, llegar a la síntesis/desenlace.

  Kamikaze es un proyecto necesario, comprometido y vocacional que afronta una ilusionante y arriesgada carrera para, en este superpoblado jardín capitalino, seguir aportando sombras refrescantes y calores tórridos. En esta producción, Manuela Paso, plena, rica y teatral, encarna a Siri. Su voz, su técnica y su presencia recrean un personaje difícil, de matices sabios y conflictivos, de facetas inabarcables. El resto de la compañía, Jesús Noguero, Daniel Pérez Prada y Miriam Montilla, completan ese paisaje oscuro y cruel en el que la metamorfosis de una relación atraca en orillas previsibles. Nadie desentona, todos enriquecen brillantemente esta espesa sopa de sabores contradictorios y aromas desconcertantes. La escenografía a cargo de Alessio Meloni es de una simpleza eficaz y abrumadora, dentro de la obsesión simbólica de las cajas como elemento repetitivo; la iluminación y el sonido, al servicio de los focos de atención y del desarrollo dramático. El vestuario y la caracterización son excelentes, dotando de credibilidad a una obra de excesos evidentes.

   Tras un gran mal rato, como espías morbosos que penetramos tras los visillos de la intimidad, se sale con la satisfactoria sensación de haber asistido a un acto cuasilitúrgico, de conjuros y sacrificios medievales, de dolor y sinceridad, de crueldad y vida, de teatro esencial.

 

Autor Per Olov Enquist
Versión y dirección  Miguel del Arco
Intérpretes  Manuela Paso, Jesús Noguero, Daniel Pérez Prada, Miriam Montilla
Escenografía y vestuario Alessio Meloni
Iluminación Pau Fullana
Diseño de sonido Sandra Vicente (Studio 340)
Diseño del cartel Lisa Cuomo
Fotografías Vanessa Rábade
Realización de escenografía  Mambo Decorados
Estudiante en prácticas Gabriel Fuentes

Una producción de El Pavón Teatro Kamikaze