La tierra, en la sureña Tara y en el sureño Badajoz, es la sustancia donde arraigan los sueños y las identidades. Por la tierra se mata y se muere. Por la tierra se ama y se odia. En la España rural las lindes no son únicamente físicas; marcan el ser y el orgullo de generaciones enteras, de linajes y clanes.
“Garrulos”, de Jorge Moreno, es el germen de esta nueva propuesta que Iván Ugalde se atreve a dirigir. Con una estructura de largos bloques argumentales, nos trasmite la atmósfera viciada de una sociedad hermética. Todos los elementos escénicos están al servicio de ese universo inquietante: la iluminación tenue, el acento local, los exasperantes titubeos, una oscura dicción que obliga a una tensa atención, la simbología cromática de resabios lorquianos, la presión a la que se ven sometidos ciertos “ángeles”, el uso determinista de la libertad… Los actores son dóciles factores en las manos de un director eficaz, sometidos a un texto previsible y no siempre ágil. Es interesante presenciar su técnica, su buen hacer y el estudio casi antropológico de expresiones y actitudes incorporadas con intención. Todo se sabe (“Crónica de una Muerte Anunciada”), todo se prevé. Nada queda a la imprevisión ni al azar. Se sigue un criterio cronológico y casi de intraperiodismo en la narración de los hechos. Aunque se evita la mención de lugares y nombres, todos ya hemos acertado al suponerlos. Nos hubiera gustado que se ahondara más en las causas de todos estos comportamientos en vez de insistir en la crónica de unos hechos que la mayoría ya conocemos. Y es que los momentos más interesantes e inquietantes se producen cuando los personajes (sobre todo el de esa hermana instigadora y lacerante) retuercen sus conciencias con excusas que supuran desequilibrios por los cuatro costados. Perfecta la elección de la sala «El Umbral de Primavera» para este montaje que consigue convertirse en un auténtico basurero de sentimientos.
En épocas pasadas, los odios no resueltos, enquistados hasta la eternidad, causaban estos episodios de sangre negra. En la voz de Aleixandre, los ángeles son fieramente humanos.
Dirección: Iván Ugalde
Actores: Manuel Domínguez, Ana Feijoo, Paco Gámez y Elena Altur
Música original (en vivo): Rafael Domínguez
Escenografía: Lola García Iluminación: Jesús Antón
Aydte. de dirección: Paco Celdrán y Georbis Martínez
Asesora de Comunicación Digital: Patricia Romera
Diseño gráfico: IVO