DIRTY DANCING
Texto
Eleanor Bergsteing
Dirección
Federico Bellone
Coreografía :
Gillian Bruce
Un musical nada «dirty»
“Dirty dancing” es, en su más conocida acepción, un estilo de baile sensual, indecente o provocativo. Siguiendo la estela de la popular película de 1987 con el mismo título, se presenta este musical que completa la rica oferta de Madrid como una de las capitales internacionales del género.
Frances (Baby) es una dulce joven de diecisiete años que pasa sus vacaciones en familia en un hotel en las montañas a las afueras de Nueva York. Ese verano de la década de los 60 le presentará diversas situaciones que requerirán su respuesta y forzarán su maduración abandonando definitivamente los últimos restos de su infancia y adolescencia. Pasan por delante temas como la libertad, la igualdad en todas sus variantes (racismo, feminismo…), el amor con todos los obstáculos que se han de superar y los acontecimientos sociales y políticos que escribieron esa década. Pasa también por delante, y no inadvertido, Johnny Castle, instructor de baile, del cual cae enamorada y con cuya relación y todas sus dificultades se juega para introducir distintos números musicales y coreográficos intercalados en las escenas narrativas. Las interpretaciones musicales ya resultan familiares y aplaudidas por el público. El argumento, conocido, convencional y adecuadamente correcto, no se aleja del guion previo, excepto en algunas modificaciones no sustanciales sin las cuales se alargaría más la obra y con las lógicas adaptaciones a un medio diferente.
Uno de los platos principales de este menú es, obviamente, el baile. Los bailarines/actores han sido seleccionados no sólo por su atractiva imagen, sino también por sus dotes en esa disciplina. Se ha de destacar la inteligente incorporación de actores de edad a papeles etarios, sin necesidad de mayor caracterización.
La escenografía es rica y eficaz, con un gran diseño de vestuario, ágiles cambios de escenario y una iluminación que potencia el tono de las distintas escenas. Las proyecciones y los efectos enriquecen con ingenio la narración. El sonido, por otra parte, tiene calidad y permite que se pueda comprender la, a veces, atropellada dicción en algunos momentos. Respecto a la interpretación, la coralidad del reparto y el peso de la música y el baile hacen que, aparte de la pareja Johnny-Baby, no haya claros protagonistas en los cuales se centre la atención. El desarrollo de sus papeles cumple con lo previsto y lo resuelven con solvencia.
A pesar de episodios oscuros no específicamente aptos para menores y del peso de la película precedente, se trata de una propuesta adecuada para todos los públicos, con excelente coreografía, canciones conocidas, atractivo diseño escénico y una calidad que compite con, y supera, apuestas vecinas. Una manera más de disfrutar de un buen rato.
Lo mejor:
La historia sigue enganchando al público.
Lo peor:
Las canciones sin subtitulos no aportan nada a la obra aunque se agradece su interpretación en idioma original.
ELENCO
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