Autora
Inma Cuevas & Gon Ramos

Dirección
Inma Cuevas

Fuerza Transgeneracional

El término “ciclos” nos retrotrae a épocas clásicas en las que el tiempo y la historia, desde su concepto circular, se cerraban en sí mismos en un bucle permanente. Inma Cuevas, camaleona en su versátil plasticidad, se zambulle en su ciclo personal y nos arrastra a ese atractivo remolino de nombres, fechas y hechos que configuran no sólo su genética sino también su ética. Somos hijos de nuestro pasado, vivido y heredado. Inma reivindica y presume de esta herencia de pinceladas épicas y exóticas cuyo apellido nunca enarboló, labrándose una carrera con esfuerzo, convicción y profesionalidad y renunciando de este modo a una fácil popularidad.

El montaje tiene, evidentemente, un recorrido episódico por etapas en las que se mezclan el recuerdo, el testimonio, la evocación y muchos otros recursos narrativos y expresivos. Se apela a la complicidad del público en este viaje que podría sonar ajeno y lejano. Los paisajes visuales y sonoros componen el marco necesario para ubicar también nuestro recuerdo común y los vínculos compartidos. Las biografías corren el riesgo de no conectar con los lectores/espectadores. En este caso, esta biografía sentimental logra una trascendencia inesperada en su trayecto por valores, hallazgos y méritos de ámbito universal. La colaboración de Gon Ramos en el texto aporta, desde su experiencia dramática, su visión cercanamente distante en esta descarga de emociones.

Los decorados, sencillos y simbólicos, no contaminan ni distraen del mensaje esencial; la iluminación es limpia y eficaz… y el sonido es de una calidad técnica raras veces alcanzada: la dicción clara de Inma se ve potenciada en su expresividad y las músicas suenan con una nitidez asombrosa. Son estas músicas las que ayudan a la comunión global con el milagro que se nos muestra; algunas cinceladas en nuestra memoria individual y colectiva, o desconocidas, o ya olvidadas, pero todas ellas elegidas con gusto y con guiños a un pasado del que somos tributarios. Su/nuestra familia (Alonso, Gonzalo, Punch y Rodrigo), callada y eficazmente, acompañan con sus asombrosas dotes musicales a la maestra de ceremonias en esta travesía por mares no siempre plácidos. Al timón, la producción cómplice y sabia de Jesús Salas nos asegura una singladura de tormentas y avatares controlados. En esta aproximación en ocasiones poética, narrativa, realista, simbólica o festiva, todos nos subimos a ese barquito en el que nuestra niñez soñó y desembarcamos bajo una lluvia de café tropical en cafés del París de otros siglos. Su identidad también es nuestra y agradecemos su voz, que nos hermana en este abrazo lento, cálido y firme. Toda una experiencia. 

Lo mejor:

La frescura y ligereza de la dirección escénica.

Lo peor:

La sencillez del texto  de Lope de Rueda