Sexo, mentiras y grupos de Whatsapp

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    El Teatro Alcázar de Madrid trae “Conspiranoia”, título sucinto que comprime mucho de lo que la obra pretende. Con la firma de Jordi Casanovas y Marc Angelet y bajo la dirección de este último, cuatro reconocibles y reconocidos actores abordan el territorio de la comedia con un texto actual de crisis entre amigos, experimentos terapéuticos y explosiones de sinceridad que hacen estallar los presupuestos iniciales con consecuencias de imprevisible alcance. La información y los secretos son armas poderosas que, una vez desvelados, dinamitan relaciones de confianza eternas.

   Natalia Millán, Clara Sanchís, Luis Merlo y Juanan Lumbreras, cada uno con su registro dramático, encarnan personajes que cubren espectros sociales diversamente contemporáneos, pero siempre dentro de una distintiva élite intelectual: interiorista, científica, locutor y profesor/escritor respectivamente. Todos ellos aparecen bañados en indisimulados tintes feministas, ecologistas, psicológicos, queer, tecnológicos, digitales, woke… una auténtica declaración de principios actuales de corrección oficialmente dictada. Hay guiños a la actualidad más inmediata y diálogos “ocurrentes e ingeniosos” que el público general agradece con sonrisas cómplices. El inicio del conflicto es simplón y su resolución resulta forzada, aunque el desarrollo intermedio tiene momentos de tensión dramática y giros argumentales meritorios, reforzados todos por las interpretaciones del elenco. Hay mucho humor eficaz que barniza las tensiones entre los personajes y sus relaciones no siempre evidentes ni bendecidas. A pesar de todo lo que sucede, se trata de una comedia.

   La escenografía es sencillamente adecuada: un gran arco de piedra recrea el salón de una casa de pueblo lujosa y decorada con muebles ”de diseño” y muchas plantas. El vestuario, la caracterización, la iluminación y el sonido cumplen con sus objetivos correctamente. Todos los aspectos técnicos son irreprochables en una producción de este formato.

   Comedia recomendable, destaca por las interpretaciones y el siempre delicado y exigente registro del humor con rasgos y personajes absolutamente contemporáneos.

Lo mejor:

Las interpretaciones. Especialmente Juanan Lumbreras.

Lo peor:

 Planteamiento y desenlace argumentalmente forzados.