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LA ROSA DE PAPEL

 

rosa

 

   El teatro es un juego en el que nada es lo que parece y en el que todos queremos, como en la vida cotidiana, aparentar lo que no somos para ocultar nuestra siempre desesperada verdad. Valle-Inclán opta en este caso por otro título pleno en sí mismo. Las rosas siempre son rosas; esta rosa es, como en las ferias y verbenas, de papel. Una rosa falsa, útil para llamar la atención, de colores chillones y perfume de tinta, frágil y barata. Ésta es la autenticidad del mundo, éste el juego de espejos, reflejos, ilusiones y engaños. Como en el mito de la caverna, sólo los iniciados llegan a vislumbrar el origen de tanta sombra y las claves para su interpretación.

   La laureada Sala Tribueñe se atreve, una vez más, a afrontar retos sobrehumanos con las fuerzas de su vocación y calidad. Irina Kouberskaia, uno de los mascarones de proa de su armada, sigue fiel a su adoración valleinclanesca en esta apuesta de brochazos gruesos y palabras casi litúrgicas. Parte del “Retablo de la lujuria, la avaricia y la muerte”, ambiciona ser fragmento de un fresco tan local que logra trascendencia universal. Quizás un montaje algo alargado para lo que da de sí el texto pero con unas interpretaciones que te atrapan y te embaucan en este juego esperpéntico de muerte e intereses. Hay cabida para todo: títeres, cante flamenco, danzas fúnebres y de nuevo consiguen hipnotizarnos con imágenes impactantes que dejan nuestras retinas satisfechas de buen teatro.  Impagables los momentos corales de La Musa, La Disa y La Pingona, triada de vecindonas con tendencia al aquelarre. Y no tiene desperdicio esa fusión disparatada entre la Galicia rural y un cabaret de entreguerras. Tal vez en este muestrario de personajes excesivos nos resulte algo cargante la reiteración alcohólica que empapa durante toda la obra al personaje de Simeón Julepe, pero lo contemplamos como un mal menor dentro de esta miscelánea interpretativa.

   En este montaje todo sabe satisfactoriamente a Tribueñe: la dirección, la interpretación de cofrades fieles a sus principios, ese vestuario tan sabiamente atractivo (Hugo Pérez), la iluminación y el sonido, esa técnica eficaz con sabores tan reconocibles… Todo esto añade un brote más a ese jardín plantado en el Barrio de Ventas hace años cuya sombra acoge y cuyos frutos tienen ya legión de adeptos. Esta rosa extemporánea conforma en sí un ramo, sin perifollo ni celofán, sin brillos ni efectismos.

FICHA ARTÍSTICA

Antorrín Heredia / Miguel Pérez-Muñoz (Simeón Julepe)
Mª Ángeles Pérez-Muñoz / Catarina de Azcárate (La encamada)
Chelo Vivares (La Musa)
Rocío Osuna / Matilde Juárez (La Disa)
Carmen Rodríguez de la Pica (La Pingona)
José Manuel Ramos (Mozo)
José María Ortíz Pepe el tendero
Jesús Chozas Colaboración especial

FICHA TÉCNICA

Dirección: Irina Kouberskaya
Figurines: Hugo Pérez de la Pica
Diseño y elaboración de muñecos: Matilde Juárez
Diseño de Luces: Miguel Pérez-Muñoz / Paula Sánchez
Fotografía de cartel: Laura Torrado

TEATRO TRIBUEÑE