RICARDO III
Shakespeare es un pintor de pincelada fina que no rechaza ningún soporte; se mueve con comodidad en todos los territorios porque las fronteras de los géneros se diluyen ante su maestría. La tragedia toma nombre propio aquí para, convenientemente alejado de una actualidad contaminante, permitirse criticar a una monarquía usurpadora de derechos divinos que ejerce el poder injustamente.
En épocas de mudanza, parece lógico que se recurra a pesos pesados como Shakespeare; las apuestas seguras permiten atravesar torrentes sin perecer en el intento. Tal vez por ello, se agradece que retos como el que nos ocupa, este Ricardo III, se alejen de la convencionalidad para presentarnos un elenco multifuncional con una escenografía austera en esta primera producción de El Umbral de Primavera.
Es tarea compleja cumplir todos los presupuestos del autor; con suerte desigual se afronta este proyecto: los actores viven sus papeles con técnica eficaz y poderosa, con firmeza y buena escuela, con admirable convicción. Extraordinario Raúl Ferrando, bellísimo en la fealdad de su personaje. La adaptación del texto se fija en determinados rasgos obviando la literalidad y sacrificando pasajes tradicionalmente significativos. Al perder la linealidad expositiva, también se pierde esa fluidez mágica de la obra original, quedando como una sucesión de escenas más o menos aisladas. Para los neófitos, surgen pasajes oscuros sin causa ni explicación. El vestuario, rico y extraño, reciclado y brillante, contradictorio, no siempre ayuda a identificar a los muchos personajes encarnados por bastantes menos actores en constante cambio. Se nota la mano potente del director en esta visión tan personal de uno de esos momentos decisivos de crisis-síntesis de la historia y el teatro ingleses en el que dos rosas simbolizaron y anunciaron uniones, alianzas y consensos. La violencia y la desnudez tiñen el argumento y lo tematizan, acercándolo a nuestra actualidad.
Merece la pena este proyecto ya real, merecen la pena estos grandes actores, merece la pena esta sala hermosa y acogedora, con su equipo tan familiar y amigo, merece la pena la palabra sabia y limpia del autor, superviviente a tantos siglos, sobreviviente a tanta humanidad, con debilidades y pulsiones, capaz de destrozarlo todo.
FICHA ARTÍSTICA
Reparto:
Raúl Ferrando: Ricardo
Rocco DiMarvel: Caballo/Surrey
Pier Paolo DiMarvel: Brakenbury/Derby/Dorset and Rivers/Catesby
Enrique Cervantes: Clarence/Reina Isabel/Príncipe de Gales/Richmond
Marta Fuenar: Lady Ana/Duque de York/Ratcliff/Mayor/ Stanley /Norfolk
Keesy Harmsen: Duque de Buckingham/Asesino/Duquesa de York
Susana Álvarez: Reina Margarita/Rey Eduardo/Asesino
Dirección y dramaturgia: Xavier Ariza
Ayudante de dirección/Coaching vocal y corporal: Oier Madariaga
Dirección plástica: Antiel Jiménez
Iluminación: Álvaro Manzano
Espacio sonoro: Víctor Hernández
Comunicación: Luis Muñoz
Productora ejecutiva: Viviana López Doynel
Producción/Distribución: Israel Giraldo
Una producción de El Umbral de Primavera
Lo siento pero discrepo enormemente. No, no se agradecen propuestas como esta: una obra de 3 horas en un espacio como El Umbral, que es un espacio que me parece perfecto para otra clase de producciones, termina por convertirse en un suplicio. Y no lo digo porque los asientos del espacio, más cercanos a taburetes de bar que a butacas o incluso a sillas, agraven indescriptiblemente la situación, sino sobre todo por lo innecesaria que se percibe esa duración ante escenas que se alargan y se alargan para que acabemos por no entender nada ante unos actores abandonados, obligados a extender innecesariamente una escena por un director que se ha quedado sin recursos demasiado pronto. La versión del texto, por lo tanto, me resulta un error incomprensible y fatal para la producción, sobre todo teniendo en cuenta que en el descanso no se escucha más que al público preguntándose unos a otros quién es quién en la historia porque no se han enterado de nada. Una dramaturgia más profunda y más coherente hubiesen ayudado a todos.