La primera dificultad consiste en la lengua. Creo que leer los subtítulos descentra mucho de la acción para casi todo el mundo. Aunque en este caso, para algunos no fue problema y para otros el poder entender directamente no produjo un gran efecto.
Hamlet es un gran clásico y eso ya presenta innumerables problemas. Creo que hay que abrir un diálogo con este grupo de actores e intentar entender su mensaje. Ellos han decidido mostrar al mundo su obra más famosa y para ello se han instituido en compañía itinerante como requiere el proyecto, en cómicos de la legua al modo en que lo eran Shakespeare y su grupo de actores hasta que adquirieron el Globe. Incluso luego, en invierno cuando no era posible representar al aire libre, iban a los palacios de los nobles con sus pertrechos, cosa que está muy bien simbolizada en esta versión por los baúles que forman el único atrezo. Así este grupo tiende un puente con sus colegas de hace 400 años y actúan con gran austeridad de medios, solo que el concepto de austeridad de medios se plasma hoy de forma diferente a como era hace 400 años. Es cierto que en la escena isabelina no había muebles, si acaso un par de taburetes y todo se sugería con ruidos y música como han hecho aquí. Por eso quizá Polonio lleva su toga de secretario sobre un mono de trabajo sugiriendo que ellos son obreros de la escena ( ¿ nos suena? ). Los músicos entonces se situaban en una balconada superior. Aquí no hay dos pisos, pero están igualmente en un segundo plano para apoyar la acción. Lo que si parece que está registrado es que Shakespeare se situaba siempre al fondo del escenario a un lado , en un taburete con su propio texto en las manos siguiendo la acción. Esto también lo sugieren los actores sentados detrás. El mismo hecho de hablar dirigiéndose al público que rodea la escena por tres lados durante los monólogos es un guiño más a la forma de actuar isabelina, así como la pantomima exagerada del teatro dentro del teatro que hace referencia a una sobreactuación en un teatro abierto en el que la gente bebe cerveza, charla, descuida la bolsa de algún espectador, todo ello entre vendedores de naranjas y quizá alguna pelea. Esa sobreactuación, sin llegar a exagerarla tanto como la que nos ofrecieron, era necesaria.
En resumen, parece que el Globe to Globe se ha sentido heredero de un modo de hacer teatro y se ha sentido orgulloso de transmitirlo así.
Por otro lado y al mismo tiempo, han huido de los muchos clichés acumulados en obras de esta magnitud. ¿ Por qué le hemos dado a Hamlet esa categoría de obra trascendente? Hay que pensar que los espectadores isabelinos iban al teatro a divertirse, no como los griegos que iban a aprender a vivir. Y Shakespeare escribía para entretener, para que se le llenara el teatro que él y sus amigos actores habían levantado con gran esfuerzo. Ir al teatro era un día de fiesta. La gente cruzaba el rio en barca ( los teatros estaban prohibidos en la ciudad y se asentaban al otro lado del rio ), se bebían unas cervezas por la zona, se comía aquí y allí y se pasaban unas 4 horas que solía ser la duración normal, horas centrales del día por la luz y la temperatura, en el teatro. Luego volvían a cruzar el rio y se desperdigaban buscando el calor de sus casas con la tripa llena, un poquito de alcohol encima y habiendo disfrutado con las historias que escribía sin parar este poeta.
No creo que ni ellos, ni Shakespeare pretendieran como hacemos hoy en día, dilucidar cuestiones tan profundas como las que se plantean aquí. No parece que hubiera mucha proliferación de tertulias literarias, aunque sí amantes del verso. Creo que somos nosotros los que le hemos dado esa pátina a Hamlet. Lo que sí es cierto es que un sujeto como Shakespeare profundamente inteligente, con una sensibilidad extrema, dotado para la poesía, donde ponía la pluma brotaba algo extraordinario, cargado de contundente y sobria categoría humana. No escribía de más ni de menos. Y por tanto todo cobra un carácter profundamente intenso, exento de trivialidad.
En este contexto hay que entender la elección de esta compañía y este Hamlet de dar un toque un poco menos trascendente de lo que estamos acostumbrados, al monólogo famoso to be or not to be . Nosotros, las generaciones posteriores, aristotélicos, ilustrados, acostumbrados a creer en el pensamiento como en algo sagrado, hemos hecho de sus reflexiones, sus monólogos la parte central de la obra. Pero el teatro es acción. La acción es el vehículo como ha demostrado alguna obra sin palabras que hemos visto recientemente. La reflexión es algo añadido para que podamos entender mejor. Pero los isabelinos más acostumbrados al teatro y menos a la tele y al cine, sí entienden cuando ven la escena de Hamlet con Gertrudis su madre. Esa escena violenta les transmite que su problema no es tanto tener que vengar a su padre sino poder perdonar a su madre. El texto es ambiguo sobre si Gertrudis fue infiel en vida del rey asesinado, pero tanto si lo fue como si no, para los isabelinos hay un incesto muy reprobable porque el hermano del esposo es también hermano de ella. Por eso Hamlet, sin ser consciente de ello, no acaba nunca de consumar la venganza incluso teniendo ocasión, porque ese no es el problema. Matar a su tío no le devolvería la paz que la traición de su madre le ha quitado. Y ya de paso defenestra a la pobre Ofelia que representa la inocencia, la mujer que no “ sabe “, porque todas las mujeres se le muestran tan prostitutas como su madre. Pero al mismo tiempo y , como Shakespeare es un genio que nos muestra aspectos contradictorios del alma humana, él ama a Ofelia con el más puro de los sentimientos y de ahí la tremenda escena ante su tumba, justo después de recordar a Yorick el bufón de su infancia que jugaba con él. Todos sus mejores sentimientos aparecen juntos.
Y cúal es la verdadera tragedia de Hamlet? Que él no es consciente de todos estos hilos que tiran de él en tantas direcciones. El no puede reconstruir este puzle que es su alma herida y sola y de ahí la inacción, el bloqueo que diríamos hoy en día.
“ El teatro es un espejo puesto frente al mundo “ Esta frase dicha de pasada en la obra nos revela la naturaleza del mensaje isabelino que Shakespeare deja en la ambigüedad como tan bien sabe hacer. Cada uno vea en el espejo lo que su alma le indique.
Creo que todas estas consideraciones están están en el espíritu con que estos actores se han enfrentado a un gran clásico. Lo han desnudado de convenciones muy arraigadas, lo han hecho un hombre más, un hombre con un problema que le destruye. Un gran crítico dijo de él que lleva una carga mayor de lo que es capaz de soportar, pero la lleva. Esa es la imagen del sentimiento trágico.
Y por eso esta compañía, a mi entender, ha querido hacer un Hamlet no trascendente al uso, no el Hamlet de to be or not to be, sino el hombre confuso porque sus enormes tensiones y emociones no le permiten pensar claramente. Y ese hombre es cercano ahora como seguramente lo fue para los isabelinos
Y es cierto que para muchos esta versión no logra conmover, pero olvidemos por un momento esa búsqueda de compartir emociones con que nos acercamos todos al teatro y veamos la inmensa y magistral arquitectura montada por Shakespeare, no sabemos en qué medida conscientemente, para mostrarnos la pasión, la tristeza, la confusión, la soledad, un alma herida en fin, un hombre como cualquier otro, un pedazo del mundo en el que vivimos.
Dos modestas recomendaciones.
La versión de Hamlet que más me ha removido por dentro ha sido la de Kenneth Branagh que tiene dos, una de 4 horas como el original y otra de 2 horas como son todas las películas ahora. Una obra maestra.
Y si queremos pasar un buen rato la película de Lubitsch “ To be or not to be “. Es genial y todo pasa en medio del famoso monólogo.
Sara Barceló
(Colaboradora e integrante de Tragycom)