LA VOZ HUMANA/SILENCIO/LA ESPERA
Dirección musical
Jérémie Rhorer
Dirección de escena
Christof Loy
Producción
Teatro Real
Frágil puente sobre aguas turbulentas.
El medio siglo que separa las creaciones de Schönberg y Poulenc no es lo suficientemente amplio para impedir tender vínculos entre ambas. Las dos óperas para soprano y orquesta sobre las que descansa esta propuesta comparten mucho.
Schönberg dinamitó los lenguajes musicales tradicionales y regó con su dodecafonía los códigos armónicos. Su música “fluida, atemática, atonal, libre de corsés formales y con un único y débil apoyo polifónico orquestal” parece buscar la extensión de lo que sucede en un segundo en la mente humana a lo largo de media hora. La espera (Erwartung) nace de un libreto de Marie Pappenheim inspirado en casos clínicos de enfermedades mentales, próximos a ella por su formación en medicina. Este monodrame Fue compuesto literariamente en tres semanas y solo necesitó de diecisiete días más para revestirse de la música con la que inseparablemente se le conoce. En esta tragédie lyrique una mujer transita por los oscuros rincones de su psique con sobresaltos, rupturas de los ritmos narrativo y melódico, incursiones en estados patológicos y confusión ente sueño y vigilia. El concepto del tiempo, la espera, la insatisfacción, las obsesiones y la toxicidad de la soledad marcan toda la obra.
Poulenc basa La voz humana (La voix humaine) en un texto de Jean Cocteau. Interpretado por actrices consagradas, la versión cantada se nutre de una orquestación “refinada y casi camerística”. Una mujer, a pesar de la paralizante influencia de fármacos y tensión emocional, no desconecta sus vínculos con la realidad y mantiene una última conversación telefónica con su amado tras la irreversible ruptura con él y próximo a su inmediata boda con otra mujer. El amor y la muerte se entrelazan en la trama de principio a fin.
La irrupción de las teorías psicoanalíticas marca un hiato irreversible entre la realidad y la mente humana en ambos casos. Dos mujeres abandonadas, dos monólogos y dos músicas muy de vanguardia en el siglo XX conforman el grueso de esta propuesta escénica que ha recorrido el camino cronológicamente inverso de la fecha de su creación desde el realismo de la primera hasta el expresionismo de la segunda.
Y en medio… un breve entremés con firma de Christof Loy y Rossy de Palma. Esta última, coautora e intérprete, mastica los códigos con los que se siente cómoda: monólogo surrealista y femenino, rara vanguardia visual, guiños de humor que enfrían la solemnidad, cosmopolitismo lingüístico con citas de autoridad ajena (Brecht, Wilde…) y, como en la cebolla de su anterior Resilienza d´amore, bajo las capas y estratos que se suceden, no hay nada. Pasarela insegura entre dos potentes continentes a la deriva, Poulenc y Schönberg.
Ermonela Jaho, una de las más atractivas voces del panorama lírico, habita la partitura de Poulenc con resolución y conmovedor dramatismo. Voz y capacidades escénicas van de la mano. Malyn Byström se mueve con comodidad en la extrema propuesta de Schönberg, con eficaz reflejo de los paisajes interiores de “La mujer”. Rossy de Palma acompaña con su presencia y su silencio a la Jaho y es reconociblemente ella en el interregno que protagoniza. La Orquesta Titular del Teatro Real ataca con solvencia los vericuetos de partituras incómodas alejadas de los registros convencionales del pasado.
El decorado base descansa en una estructura sencilla. Una gran sala open concept de blanca linealidad escandinava (Poulenc) se viste de abigarrado desorden (Schönberg) como reflejo de las mentes inestables de sus moradoras. Los ventanales se abren y muestran un punto de fuga. La iluminación complementa y enriquece los pensamientos, los momentos de tensión, sus paréntesis y el transcurso del tiempo. Vestuario y caracterización resultan compactos y adecuados, excepto el delirio ya manido de la cola interminable de “Silencio”.
Interesante y atractiva apuesta por músicas alejadas del repertorio, abunda en temas como la mente y la respuesta a la soledad con dignidad, respeto y medios humanos y técnicos. El siglo XX merece ser revisitado.
Lo mejor:
La escenografía toda.
Lo peor:
El innecesario paréntesis intermedio entre ambas grandes obras.
La voix humaine
Reparto
La Mujer (Elle) Ermonela Jaho
Marthe Rossy de Palma
Silencio
Reparto
La Mujer Rossy de Palma
La Voz Christof Loy
Erwartung
Reparto
La Mujer (Die Frau) Malin Byström
El Hombre Gorka Culebras
Escenografía Christof Loy y Guadalupe Holguera
Vestuario Barbara Drosihn
Vestuario (Silencio) Rossy de Palma
Iluminación Fabrice Kebour
Asistente de la dirección musical Dimitri Soudoplatov
Asistente de la dirección de escena Axel Weidauer
Asistente de la escenografía Isi Ponce
Orquesta Titular del Teatro Real
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