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REDICHA

NACEN «LOS BARRAQUIANOS»


Los niños siempre crecen. Tras periodos de gestación ilusionante, de balbuceos y gateos destructivos, de bautizos y comuniones, nuestro niño Tragycom alcanza la mayoría de edad y, como en toda tribu que se precie, ha pasado su rito de iniciación. Hubo nervios, invitados especiales, padrinos, ágape, obsequios, discursos emocionados y mucho amor.

El día 23 de mayo abrimos un nuevo espacio en este proyecto de amor al teatro que se llama Tragycom. Nace la idea de esta tertulia de un puñado de miembros del grupo  que buscamos no sólo la emoción de la representación teatral, acompañados por otros componentes del grupo que, de forma periódica, nos acercamos a las distintas salas, sino también de llegar al corazón de este arte a través del estudio, ya sea de los autores, ya de las obras, ya de los movimientos que lo impulsan, ya de las infraestructuras que lo sustentan. Para ello nos pusimos manos a la obra con un entusiasmo difícil de igualar, pues nunca habíamos hecho cosa parecida

Aprovechando una favorable temporada de programación lorquiana en la siempre sorprendente cartelera madrileña, los astros se conjugaron para que un sueño largamente acariciado pudiera materializarse. Nada es casual y la propuesta de una tertulia halló campo abonado en “La Piedra Oscura”, de Alberto Conejero. Aún conmovidos tras la vibrante representación, todo se aceleró y quedó claro lo que deseábamos. Hubo comidas previas, viajes, adquisiciones, llamadas, lecturas y la entrega incondicional de tiempo, esfuerzo y amistad. Estaba naciendo algo nuevo, otra familia del clan Tragycom de nombre carpetovetónico, “Los Barraquianos”, en claro homenaje a aquel grupo, la Barraca, que recorrió las arrugas de la piel de toro para acercar los clásicos a un público sin acceso a la gran cultura.

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¿Qué decir del acto del sábado 23 de mayo? En primer lugar, que sentimos no haber podido avisar a mucha más personas que hubieran estado encantadas de participar en este proyecto, pero por cuestiones de espacio y sin saber a ciencia cierta el resultado preferimos organizar un acto mucho más intimo. A todos los que participamos y asistimos nos quedará grabado en la memoria y sólo nos cabe repetir hasta la saciedad, gracias, gracias y miles de gracias a Pedro y Dori, dueños del bar-restaurante La Redicha, que de forma generosa, lo pusieron  a nuestra disposición; a Ian Gibson que demostró que la sencillez es patrimonio de los más grandes y, por supuesto, a Alberto Conejero, sin cuya ayuda hubiera resultado imposible aceptar este reto. Ellos fueron los padrinos del neonato y lo más granado del jardín teatral asistió como testigos de esta ceremonia. Finalmente, gracias a los que desinteresadamente colaboraron con su arte, David García con su ultraterreno timbre que nos recitó el “Soneto de la Dulce Queja” y a  Flor Saraví y Samuel Blanco, deleitándonos con algún fragmento de la obra “Los Caminos de Federico”, que se representa en la Sala Trovador, y  que de forma tan hermosa cerró el acto.

Ignoramos si es la primera etapa de un largo viaje. Sí sabemos, no obstante, que todo resultó natural, eficaz, directo, amable y que llueven propuestas atractivas para continuar, para ver cómo nuestro niño es ya un hombrecito que comienza a volar del nido, a crecer y a hacernos mayores a todos. Ya estamos pensando en un nuevo proyecto que enriquezca, aunque sólo sea mediante una pequeña aportación, el gran momento teatral que está atravesando esta ciudad de Madrid, pese al esfuerzo de otros para que la voz libre del teatro no llegue a todos. Dejemos pasar el duro verano que “vuelta y vuelta” dore nuestra piel y ¡ojalá! en septiembre, con el otoño en ciernes, volváis a tener noticias de los barraquianos.